lunes, 12 de julio de 2010

The Super Fight - Muhammad Ali vs Rocky Marciano N.Y.1969

El escenario de esta historia es el tránsito de los años 60 a los 70, o lo que es lo mismo: la edad dorada de los pesos pesados del boxeo. Y el personaje clave, Murray Woroner, un productor de radio veterano de la Guerra de Corea y apasionado del cuadrilátero. En unos años donde la carrera espacial había propiciado algunos avances tecnológicos, Woroner soñó un imposible. Era 1967, y su deseo saber quién era el peso pesado más grande de todos los tiempos.
Para ello, pidió a 250 periodistas especializados en boxeo que le facilitaran una lista de los mejores pesos pesados de la historia, y una descripción de cada uno de ellos: pegada, estilo, condición, características. Con la ayuda de un ordenador NCR 315 –una máquina de segunda generación que contaba con unos entonces imposibles 20 kb de memoria-, Woroner fue elaborando combate ficticio tras combate ficticio –el NCR 315 tardaba 45 minutos en procesar cada emparejamiento-. Al final, la máquina concluyó que Rocky Marciano, el púgil que se retiró invicto, era el mejor de toda la historia. El productor, que retransmitió esos combate librados en un ordenador, entregó al legendario boxeador un cinturón de campeón valorado en 10.000 dólares de entonces.
El resultado fue aplaudido por todo el mundo… Excepto Muhammad Ali. El ex campeón, desposeído de su título por negarse a ser reclutado por el ejército americano para servir en Vietnam siendo campeón invicto de la máxima categoría, consideraba humillante que los cálculos de Woroner y su ordenador le hubieran hecho perder el combate ficticio ante James J. Jeffries, un boxeador de finales del siglo XIX que, para mayor dolor de Ali, miembros de los Musulmanes Negros, se había hecho llamar La Gran Esperanza Blanca. Las bravatas de Ali -y una denuncia por un millón de dólares por calumnias- llevaron a Woroner a proponerle un único combate ficticio, a través del NCR 315, entre los dos únicos pesos pesados de la historia que se retiraron sin perder un solo combate: Muhammad Ali y Rocky Marciano. El productor de radio completó la oferta con unos suculentos 10.000 dólares que Ali, en problemas económicos, necesitaba con urgencia. A cambio, la Super Pelea –The Super Fight-, aún ficticia, sería filmada. Ali solo aceptó tras asegurarse que parte de los beneficios caería en su bolsillo.
En 1969, en una soleada Miami, Rocky Marciano y Muhammad Ali se encontraron sobre el ring. El plan de rodaje era el siguiente: grabar todos los posibles desarrollos de la pelea y sus posibles finales. Una vez registrado, las fichas de ambos boxeadores se procesarían a través del NCR 351, que dictaminaría quién, cómo y cuándo resultaba vencedor. Ali, pese a su retiro, se mantenía en forma. Marciano, que había dejado el boxeo 14 años antes, tuvo que ponerse a dieta y calzarse un peluquín para asemejarse al boxeador que fue. A El más grande le pareció divertido, y comenzó la pelea tratando de que algún golpe dejase a Marciano con la cabeza al descubierto. Pero el viejo campeón no se dejó humillar, y pegó duro. Tras el rodaje, ambos se fueron a cenar. "¿Todavía puedo pegar, verdad?", preguntó Marciano a un Alí que, como respuesta, se levantó la camisa y mostró los cardenales que poblaban sus abdominales.
El gran estreno de la película se preparó para el 20 de enero de 1970. 1.500 salas acogieron el evento. Ali, al que aún le faltaba un año para volver a boxear oficialmente, ya tenía su ciberrevancha ante un Marciano que nunca conoció el resultado del combate: falleció en accidente de avioneta en el verano de 1969.
Y el ganador fue… Rocky Marciano. La computadora había dictaminado noquearía a Alí en el decimotercer asalto. ¿Qué respuesta encontró el campeón destronado a su ciberderrota? Como siempre, la ironía: "Esa máquina la han debido diseñar en Alabama…".
de Youtube y Lavanguardia.es

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